En Putumayo, un departamento colombiano particularmente afectado por el
conflicto y sus
efectos colaterales, el cultivo del sacha inchi ha surgido como una
solución concluyente
de sustitución de la coca, debido a su rentabilidad y al reciente
redescubrimiento de
sus propiedades nutritivas. Esta semilla, ya explotada en Perú, la
utilizaban
tradicionalmente los pueblos indígenas.
En la localidad de Puerto Caicedo, los productores que habían optado por
el sacha inchi
a finales de la década del 2000 rápidamente decidieron unirse en una
cooperativa, con el
fin de poner en común sus aprendizajes. Esta iniciativa les permitió
asumir juntos los
costes asociados con los modos de comercialización y de transformación
de esta semilla,
vendida en forma de aceite o de semillas tostadas. La Asociación de
productores de sacha
inchi del municipio de Puerto Caicedo, Putumayo (ASOPROSAOP) ha
consolidado los vínculos
entre ellos.
También ha
dado impulso a
acciones de sensibilización y de promoción en
torno a los desafíos de la sustitución de los cultivos ilícitos de coca.
En 2020,
ASOPROSAOP se unió
a la lista de socios de un ambicioso proyecto para reforzar la economía
agrícola en el
departamento de Putumayo. La iniciativa, dirigida por la Oficina de las
Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito (UNODC), ha sido posible gracias a los
esfuerzos de los
poderes locales, particularmente la Gobernación del Putumayo, pero
también gracias al
apoyo financiero decisivo de la Agencia coreana de desarrollo
internacional (KOIKA) y
del gobierno nacional colombiano.